7 ventajas de dormir juntos

¿Dormir en letón es un vicio? No, estudios recientes lo dicen. Aquí están todos los beneficios de dormir con mamá y papá

Dormir cerca de tu bebé más que vicios da beneficios. Alessandra Bortolotti, psicóloga perinatal (que se ocupa del bienestar psicofísico de madres y bebés, www.psicologiaperinatale.it) afirma esto en el libro Los cachorros no duermen solos (Mondadori).

«Infantes que duermen con sus padres están más serenos y duermen mejor". Hay dos formas de hacerlo: en la cama compartida, el pequeño comparte la cama con mamá y papá; con habitación compartida, los padres y el niño duermen en la misma habitación. Pero, ¿cuáles son los beneficios de este contacto nocturno entre padres e hijos? El psicólogo nos las explica en estos 7 puntos.

1. Al dormir con los padres, el niño maneja mejor el estrés

Dejarlo solo en su habitación, incluso si llora, no es bueno. La psicoanalista Sue Gerhardt demostró el efecto que tiene el llanto prolongado de los niños tiene en su sistema endocrino. Ser ignorado al llorar es peligroso porque eleva los niveles de cortisol que en los primeros meses puede afectar el desarrollo de otros sistemas de neurotransmisión.

Por el contrario, resultó que quien tuviera una constante contacto físico, se llevó a cabo con frecuencia y recibió mucha atención durante la primera infancia, tiene más receptores de cortisol en la edad adulta. Y puede manejar el estrés con mayor facilidad.

2. Con el colecho, el niño está más tranquilo

Los bebés que duermen con mamá y papá, según los estudios, tienen más receptores para la serotonina, la hormona del buen humor, mientras que por el contrario estrés temprano, como el generado por la eliminación de la madre, puede disminuir el número de estos receptores.

3. En compañía, el bebé duerme mejor (¡y los padres también!)

Cuando el niño se queda solo, su ritmo cardiaco aumenta y se despierta con más frecuencia. Estar en contacto con la madre, por otro lado, mejora calidad de dormir. E incluso los padres, que no se ven obligados a levantarse, pueden dormir mejor y despertarse por la mañana. mas descansado

4. El colecho reduce el riesgo de muerte súbita

Cerca de mamá y papá, los niños pasan más tiempo en las etapas 1 y 2 de la dormir Rem, para que tengan un sueño más ligero. Un factor que según varios estudios puede influir en prevención contra la muerte súbita. Durante la fase de sueño REM hay una mayor concentración de oxígeno en la sangre, lo que hace que las reacciones de despertar sean más efectivas en caso de desórdenes respiratorios

5. Con el sueño compartido, la lactancia materna dura más

Las personas que comparten la cama duermen más y amamantan más tiempo. Dormir en la misma habitación o incluso en la misma cama puede ser una buena estrategia para las madres que están trabajando o por regresar al trabajo; al menos por la noche podrán amamantar al bebé, con los adultos beneficios físicos y psicológicos, sin arruinar tu sueño.

6. Dormir con mamá y papá fortalece las defensas

El sueño compartido implica un mayor número de alimentaciones nocturnas y por tanto una mayor ingesta de sustancias presentes en la leche materna, capaces de fortalecer la defensas inmunesy el niño.

7. Las reglas del colecho

Si lo esta amamantando puedes quedártelo contigo a partir de tres meses en. Debe dormir boca arriba a una temperatura de entre 18 y 20 grados, para evitar que su cuerpecito se caiga. calentamiento demasiado. Ahora se sabe que las apneas y la hipertermia son factores de riesgo de muerte súbita. Es mejor tener un colchón firme y colocar al bebé cerca de la madre, no entre los padres.

Si toma la botella el pequeño puede dormir cerrar pero es mejor que no se quede en la misma cama para evitar que su madre, sin darse cuenta, cuando duerma profundamente demasiado en, eliminando el aire. Si lo amamanta, sin embargo, este riesgo no existe porque el sueño está regulado por la acción de la oxitocina y la prolactina, una hormona producida durante la lactancia que aumenta la duración de la fase REM, en la que sueñas. Básicamente ella tiene un sueño más alerta, despertares más frecuentes y un descanso más sincronizado con el del niño.

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