Malos hábitos a evitar para eliminar el estrés

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Somos los primeros artífices de nuestro estrés: aquí están las actitudes más comunes a evitar

los estrés es peligroso. Puede parecer una frase trivial, pero muchas veces no nos damos cuenta de que somos la primera causa de nuestro estrés diario: por eso debemos ser capaces de reconocer cuándo nos estamos lastimando y detenernos a tiempo.

Son tantos gestos diarios, que ahora realizamos mecánicamente, lo que puede dañar gravemente nuestro organismo. Por eso es bueno saber captar las alarmas, cuando están ahí, pero es aún mejor intentar prevenir cualquier posible colapso, cambiando algunos hábitos sencillos.

Es por eso que pensamos en advertirle sobre algunos de los hábitos comunes para evitar luchar - a priori - el estrés. Navega por la galería para descubrirlos y comienza a cambiar tu vida.

El café es un excelente aliado en algunas circunstancias, pero el abuso puede ser perjudicial para el organismo. Lo que queremos decirte no es que dejes de beberlo, sino que reduzcas la cantidad de tazas que se consumen en un día. Hay momentos en los que, por costumbre, convivencia, combinación con el tabaquismo, se tiende a beberlo cada vez que se detiene a tomar un descanso. Y esto no es bueno. Trate de reducir su dosis de cafeína al mínimo, tanto como necesite para ayudarlo a pasar el día.

Hay momentos en los que necesitas desahogarte y deshacerte de todos los pensamientos que nos acosan todos los días. Mantener todo adentro no es bueno, porque corres el riesgo de acumular estrés que el cuerpo intentará eliminar de alguna manera tarde o temprano. Sin embargo, esto no significa que tengas que quejarte todos los días por cualquier cosa que salga mal. No solo porque corres el riesgo de volverte aburrido, sino por el simple hecho de que hablar en exceso sobre tus problemas solo acentúa la sensación de que todo va mal, agregando negatividad a la negatividad. Es mejor deshacerse de toda la ira y la frustración de una vez por todas y luego seguir adelante y reaccionar.

A menudo, cuando estamos nerviosos o estresados, tenemos la tendencia a arrojarnos a la comida para ahogar el dolor y la frustración. Entonces la pizza, las hamburguesas con papas fritas y los botes de helado se convierten en nuestros mejores amigos. Sin embargo, dejarnos llevar por las emociones del momento no nos ayuda a sentirnos mejor. De hecho, la culpa a menudo se agrega después. Darse un capricho - uno - en un momento delicado es bueno para el espíritu. Como suele suceder, es el exceso lo que se vuelve negativo.

Sabemos que nuestro cuerpo necesita descansar al menos 7-8 horas por noche para reaccionar bien a los estímulos del día. La falta de sueño te vuelve perezoso, irritable e improductivo. A la larga, entonces, puede generar desequilibrios en el organismo, precisamente porque este último intenta adaptarse, comprometiendo otras funciones. Intente acostarse más temprano o combatir el insomnio con algunas sustancias naturales. Se sentirá rejuvenecido, más fuerte y con mayor capacidad de respuesta.

No se preocupe demasiado por lo que le está sucediendo. Ya sea en el trabajo, el amor, la amistad o lo que sea, seguir pensando en lo que has hecho o dicho en determinadas circunstancias no te ayudará a cambiar el curso de los acontecimientos. Bastante. Las personas ansiosas tienden a encontrar problemas o dificultades incluso cuando no existen. Agregando cantidades significativas de estrés incluso cuando no es necesario. Tener una actitud positiva y proactiva, por otro lado, ya es un paso hacia el éxito.

Cuando estamos muy ocupados tendemos a eliminar todo lo que consideramos superfluo. El gimnasio (y la actividad física en general) entra en este ámbito. Nada más mal. Poder disponer de tiempo para dedicarlo al deporte y al ejercicio es fundamental para poder liberar las tensiones acumuladas durante el día. Es la forma perfecta de estimular el desarrollo de endorfinas de forma natural. Lo ideal, entonces, sería poder hacer pequeños y sencillos ejercicios para relajar los músculos incluso antes de acostarse, para asegurar un descanso placentero.

El día consta de 24 horas. Es inútil intentar encajar más cosas para hacer cuando el tiempo material para hacerlas está más allá de nuestras posibilidades objetivas. Sobrecargar el cronograma de compromisos es contraproducente porque el estrés en este caso es doble: tanto a priori, cuando nos preocuparemos por no poder completar lo que teníamos planeado, como a posteriori, cuando lo que teníamos planeado hacer no lo ha logrado. al hacerlo o se ha hecho con una sobrecarga considerable de tensión y fatiga. Para evitar todo esto, basta una planificación consciente, capaz de planificar lo que se puede hacer en el espacio de un día, teniendo en cuenta también cualquier imprevisto y dejando el resto de compromisos para otros momentos.

Si bien es bueno no sobrecargar la agenda con compromisos, también es cierto que no debemos dejarnos llevar por el aplazamiento continuo de compromisos. La procrastinación es un arte. Debe poder establecer prioridades: qué es importante hacer primero y qué se puede aplazar para después. Sin exagerar. Si las actividades postergadas se acumulan, el resultado será un estrés más porque la cantidad de cosas por hacer parecerá insuperable.

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