Cómo gestionar una relación a larga distancia

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Confianza, compromiso y dedicación: estos son los ingredientes fundamentales para poder mantener una relación cuando no vives en el mismo lugar

Conserva uno relación a larga distancia está lejos de ser simple y muchos parejas lo conocen bien.

La tecnología ha facilitado en parte la gestión de la relación al ofrecer la posibilidad de vernos en cualquier momento a través de videollamadas, pero eso no es suficiente. Para preservar una historia de amor que sobrevive a la distancia, necesitas paciencia, dedicación y un mínimo de previsión.

En la galería te explicamos por qué y cómo hacerlo.

En la base de toda relación debe haber confianza en la pareja. Esto es aún más importante cuando las dos personas están separadas. Sin confianza no se puede construir una relación sólida, porque la pareja necesita libertad y no cadenas. Si la semilla de la duda se infiltra en uno de los dos, la vida cotidiana se volvería ingobernable, las disputas continúan. Y con la distancia entre ellos, hacer las paces no es tan simple ni tan satisfactorio.

El diálogo también es un elemento fundamental para la salud de una relación. Sin embargo, cuando estás lejos tienes que prestar aún más atención. Ciertos silencios, ciertas reticencias, son difíciles de interpretar si no van acompañados de contacto visual y se corre el riesgo de sumarse al construir un muro entre las dos personas. Al contrario, tienes que encontrar el tiempo para dedicarte totalmente al otro y poder expresar pensamientos y sentimientos.

Aquí es donde entra en juego la tecnología. Gracias a internet, computadoras, tabletas y teléfonos inteligentes, podemos hablar y ver a nuestro interlocutor en cualquier momento. Sin embargo, esto no le da derecho a abusar de Skype o FaceTime. Hacer una videollamada mientras estás corriendo en algún lugar o haciendo otra cosa es inútil y, de hecho, contraproducente. Es mejor ponerse de acuerdo en momentos en los que ambos son libres y pueden dedicarse totalmente el uno al otro. No solo para hablar, sino también para algunos juegos traviesos para encontrar algo de intimidad.

Planifique sus fines de semana y ocasiones para reunirse con anticipación. En una relación a larga distancia, es importante tener una meta a corto plazo. Vives en una especie de cuenta atrás perenne para superar los días que te separan de volver a ver a tu amada. Para algunos, puede ser agotador a largo plazo, pero romper realmente sabiendo cuándo se volverán a encontrar ofrece algo de tranquilidad y, de alguna manera, garantiza la continuidad de la relación.

Para muchas parejas, la distancia es la panacea para la pasión. Aumenta el deseo y la necesidad de verse, así como el deseo sexual y esto sin duda puede ser una ventaja. Sin embargo, hacer el amor tan pronto como se reencuentre no debe verse como una obligación, sino como la respuesta a una necesidad, a la necesidad de acercarse al otro. Tampoco debe verse como una llamada de atención el hecho de que no quiera apresurarse a irse a la cama de inmediato. La distancia crea hábitos que no siempre y necesariamente necesitan ser cultivados. También es agradable redescubrirse a sí mismo cada vez y a su propio ritmo.

Para que la relación funcione es fundamental que ambas partes estén igualmente involucradas y sean conscientes de las dificultades a las que se enfrentan y estén disponibles para avanzar juntas. Es la reciprocidad la que permite avanzar a pesar del sufrimiento que conlleva el desapego. Si solo uno de los dos está luchando por la relación, la relación cojea y la distancia se convierte en un obstáculo insuperable que en lugar de reavivar el sentimiento lo debilita cada vez más.

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