Cómo dejar de posponer - Causas y remedios

Si a menudo pospone cosas que no quiere enfrentar y luego se siente culpable de manera regular, ha venido al lugar correcto: aquí está el por qué lo hace y cómo salir de él.

Psicología y el significado de posponer las cosas

Todos hemos sido víctimas de la dilación, ese es el molesto tendencia a posponer algo que habíamos planeado poniendo excusas para no empezar y quedar atrapados en el pánico de no tener más tiempo para hacer nada.

¿Cómo es que hacemos algo que es tan obvio en nuestra contra? ¿Por qué posponemos continuamente no solo proyectos complejos, como buscar un trabajo que nos convenga, sino también cosas más simples como escribir un mensaje?

Una primera respuesta es que nos engañamos a nosotros mismos gestionar el trabajo por hacer simplemente programarlo para otra fecha: así tenemos la sensación de que lo hemos cuidado, aunque en realidad solo lo hemos movido, hasta que llega el momento en que ya no se aplaza. Esa respuesta para dar o ese correo electrónico para escribir, tal vez programado para hoy, se moverá más y más hacia adelante y nos encontraremos teniendo que lidiar con ellos a toda prisa, revelando la ilusión.

Una segunda respuesta se refiere a aquellas tareas que nos parecen onerosas y que causar ansiedad: parece más que natural posponerlos e reemplácelos con una actividad más placentera, lo que nos da una gratificación instantánea. Un ejemplo clásico es la actividad física gratuita: todos reservamos un abono en septiembre o enero y luego, en la fatídica noche en la que decidimos comenzar, nos encontramos en el sofá pensando que la semana que viene definitivamente nos sentiremos mejor y finalmente lo estaremos. capaz de ir allí.

De cualquier manera preferimos algo gratificante e inmediato comparado con algo más distante en el tiempo y desagradable. Parecería razonable pero no nos aporta ninguna ventaja, porque estamos demasiado centrados en el presente más que en lo que nos espera en el futuro.

Nos identificamos poco con lo que sucederá a continuación, como si le pasara a otro y no a nosotros. Tenemos una'idea del futuro, pero es como si no nos concierne de cerca, como si esa persona que va a tener que escribir ese cansado email o ir al gimnasio no fueramos realmente nosotros. Nos importa mucho más cómo nos sentimos en el presente, en el hoy.

Cómo dejar de posponer: estrategias y remedios

En resumen, parece que la dilación tiene más que ver con gestión del tiempo, que sin duda es importante, pero también con la emociones y con la consideración y la compasión que sentimos hacia nosotros mismos. Para dejar de dilatar, podemos intentar:

1. Trate de identificarse con situaciones futuras

Tratemos de visualizar cómo seremos o qué sentimientos sentiremos. Podemos imaginarnos volviendo a casa del gimnasio cansados pero felices: esto nos ayudará a no verlo como algo demasiado gravoso para nosotros. O podemos pensar en ello mientras nos vemos obligados a recuperar el tiempo perdido en problemas, estresados y descontentos: es una situación en la que ciertamente no nos gustaría encontrarnos. Si sintiéramos más compasión por nosotros mismos, trataríamos de evitar este estrés, no postergar para mañana lo que tenemos que hacer hoy.

2. Sea amable con usted mismo y perdónese

Si no hemos enviado ese mensaje o pospuesto la reunión, no tenemos que sentirnos tan culpables. Lo haremos, sin sentir ansiedad ni vergüenza. Esta rompe el circulo vicioso de continuos aplazamientos y sentimientos de culpa y, quizás, nos permitirá afrontar las situaciones que nos asustan con mayor serenidad.

3. No busque el momento adecuado para todo

Con demasiada frecuencia posponemos porque la situación no nos parece adecuada o porque esperamos que mañana esa tarea nos parezca menos aburrida o tengamos más tiempo. Tenemos que acepta nuestros sentimientos negativos y continuar.

4. Actúe con pasos muy sencillos

Lo importante es empezar. Si tenemos que escribir un email empezamos poniendo el destinatario, si queremos salir a correr empezamos por atarnos los zapatos. Un poco de progreso ayuda a la autoestima, que nos hace sentir mejor y por lo tanto reduce el deseo de posponer.

5. No tengas miedo al fracaso

A menudo posponemos actividades para las que no nos sentimos a la altura y por lo tanto no puedo hacer. Si, por el contrario, aceptamos el hecho de que el fracaso nunca define quiénes somos como personas, estaremos más dispuestos a dar el primer paso que a quedarnos quietos.

Articulos interesantes...