Cómo cuidar a una persona mayor en casa: 10 reglas básicas

Desde la organización del entorno doméstico hasta la gestión del tiempo y las responsabilidades: aquí hay 10 pequeños consejos prácticos que pueden marcar la diferencia para quienes tienen que cuidar a una persona mayor en casa.

Bienvenido a tu casa i padres ancianos nos recuerda una de las enseñanzas fundamentales de la existencia: la reciprocidad. Ya lo han hecho por nosotros que podemos hacer por ellos ahora: es una ley de vida.

Como adultos somos independientes y enseñamos a nuestros hijos a dar sus primeros pasos en el mundo. En cambio, aquellos que una vez vimos como eternos, jóvenes y fuertes, inevitablemente muestran su vulnerabilidad. Es un momento difícil de afrontar, pero capaz de enseñarnos mucho, mucho. Aquí hay algunas cosas para recordar.

1. Organiza tu hogar estratégicamente

¿Hay algún problema de movilidad? Lo primero en lo que pensar es en cómo transforma el espacio para tener un ambiente capaz de acompañar a una persona mayor en sus gestos habituales.

Escaleras, ascensores, pasamanos y más pueden ser cruciales para la calidad de vida de las personas mayores. Así como algunos mobiliario, por ejemplo, los sillones de relajación con dispositivo de elevación. Ser capaz de crear un ambiente en casa donde poder tomar una siesta, sentarse cómodamente, leer el periódico o tejer una camisa significa equiparlo con un zona de confort capaz de aportar serenidad física y mental a toda la familia. Un lugar útil para recuperar el contacto con los pequeños pasatiempos cotidianos y agregar una atmósfera de cálida intimidad al hogar.

2. Empiece a compartir responsabilidades

Antes de que el estrés se convierta en un problema, piense en este principio básico: no puedes hacer todo tú mismo. Convertirse en un niño cuidador, palabra que hoy identifica a "los que se preocupan", no es fácil.

El problema a tener en cuenta no es solo sobre el fatiga fisica, sino también el esfuerzo por la carga mental, que a la larga corre el riesgo de aumentar la sensación de insuficiencia y exasperar el nerviosismo, provocando una crisis en las relaciones familiares. Pedir ayuda significa identificar áreas de vulnerabilidad y pensar en una estrategia útil para toda la familia… Porque mientras tanto tu vida, personal y familiar, continúa. Cuando estamos tranquilos, incluso la relación con los ancianos logra gozar de bienestar y tranquilidad.

3.Haz las paces con el cuidador

"Cuidador" es una palabra que a menudo suscita miedo. Tus padres sospechan porque tienen miedo a perder la independencia y libertad; tienes miedo de confiarte a un extraño y perder dinero, tiempo y confianza.

De hecho, apóyate en un cuidador profesional El poder contribuir a la gestión familiar puede convertirse en una ayuda fundamental y establecer un vínculo profundo de cercanía. El primer obstáculo a superar está en tu mente: no estás ignorando el problema, no estás abandonando tus deberes. De hecho, tener una mano te permitirá dedicarte a las personas que más te importan. Tiempo de calidad y … con una mente más relajada.

4. Mejore su gestión del tiempo

¡A menudo, los detalles marcan la diferencia! Aprovecha lasorganización estratégica del hogar a su favor. Una de las actividades que más tiempo y energía requiere es la cocina. Sin embargo, todos necesitamos comer bien, ¡pequeños y grandes en la familia! Esto significa menos alimentos precocinados, más frutas, verduras y alimentos saludables.

Aprenda a aprovechar las congelador: durante tus tardes libres o por la noche prepara muchas porciones ya divididas en bolsas, te ahorrarán la cena cuando tengas prisa. Las mejores preparaciones para congelar son carnes, pescados, salsas (a las que se le puede añadir pasta, arroz o cereales integrales en el último momento), verduras y sopas fritas, o caldos … todos alimentos capaces de participar en el bienestar de todos.

5. Involucrar a toda la familia

Dentro de nosotras, especialmente en lo que respecta a las mujeres, a menudo resuena un pensamiento subyacente: puedo hacerlo, puedo hacerlo. Allí lógica del "sí, quiero" sobrecarga a una persona y excluye a todas las demás incluso en la familia. ¿El resultado? Por un lado, postración y fatiga profunda, por otro sensación de insuficiencia.

Los primeros en involucrarse, obviamente en la forma en que es posible, son tus padres. Una persona que ha vivido mucho tiempo y ahora está en su tercera (¡o cuarta!) Edad no quiere ser considerado inútil. Pequeños trabajos en la cocina, una reparación o un consejo, un paseo con los nietos: hay muchas, muchas cosas que podemos hacer juntos, cada uno con su propia contribución.

En la cocina o en la entrada, cuelga un calendario y una pizarra donde anotar todas las cosas que hacer y las próximas citas. Acostumbra a toda la gente de la casa colaborar en el progreso de la rutina diaria, todos ustedes son parte de la familia.

6. ¿Cuáles son sus necesidades?

Cuidador, o más bien cuidador, no es solo alguien que pasa el día con el anciano, o duerme con él por la noche, por eso centrarse en las necesidades específicas del contexto familiar es el paso fundamental para encontrar a la persona adecuada. Puede encontrar, por ejemplo, que solo necesita ayuda por la mañana o que necesita el apoyo de alguien con licencia de conducir. Una persona que pueda acompañarte y darte apoyo simplemente yendo al supermercado, recogiendo medicinas o acompañando a mamá o papá a hacerte ciertos reconocimientos médicos.

En los últimos años son cada vez más las ciudades donde encontrar un servicio de cuidado familiar de calidad. Gracias a la realidad de las agencias especializadas, enfocadas en la temática de Atención a la Familia y autorizadas por el Ministerio de Trabajo, es más fácil encuentre el profesional adecuado para sus necesidades. ¿Las ventajas? Crear una red de contactos, tener la oportunidad de tratar con profesionales que nos hagan sentir seguros, tener contratos claros con una gestión legal de todo lo relacionado con reemplazos, vacaciones y burocracia.

7. Corta una pausa

Sí, tal vez habrá algo de polvo en las estanterías y esta semana aún te quedan muchas cosas por terminar… Pero estos son probablemente los últimos momentos en los que puedes pasar tiempo con los tuyos. Ya no eres la hija rebelde de la adolescencia, ya tienes demasiado que ver con la rebelión si hay hijos y nietos en la casa.

Disfrutaresta vez junto con tus padres, ¡nunca lo piensas lo suficiente! Es hora de hacerles las preguntas que nunca has hecho, es hora de hacer las paces, o al menos intentarlo; Ponga una piedra sobre temas antiguos, deje que los nietos conozcan ciertas historias, se cuenten y escuchen historias que nunca volverán. Ahora que tienen tiempo, tú también puedes encontrar algunos. Siéntense juntos para un bocadillo, ese estante polvoriento puede esperar.

8. Acepta la vulnerabilidad

Asociamos elidea de fragilidad al envejecimiento, pero los accidentes o enfermedades debilitantes pueden dificultarnos la independencia a cualquier edad de la vida. ¿Qué relación tienes con el vulnerabilidad?

Ver a un padre anciano, sobre todo cuando hay graves problemas físicos y mentales, es un shock porque nos obliga a afrontar nuestra vulnerabilidad, con la fragilidad constitutiva del cuerpo y la existencia. Sin embargo, aquí es donde puede aprender una lección nueva y muy valiosa. Una lección que no se aprende en los libros, sino que proviene de contacto con el amor, con las necesidades y desafíos del cuerpo, con la pasión y el dolor.

9. Aprende a sonreír más

Te diste cuenta de que uno reír ¿Es a menudo capaz de cambiar la temperatura de un ambiente como una tormenta? Hay momentos difíciles, es cierto, sobre todo al principio cambiar la gestión de la casa y la familia puede ser un gran estrés. Pero si dejamos de reírnos y sonreírnos, será aún peor.

Riéndose de las desventuras es un arte real, además de constituir uno de los principios de la resiliencia. El humor, de hecho, se considera un ingrediente fundamental en procesos de resiliencia porque debajo se esconde una filosofía implacable: quien ríe sabe poner las situaciones a distancia y contextualizarlas. Significa aprender a no dejarse abrumar por el caos y, poco a poco, ver pequeños puntos de luz incluso en un día oscuro. Cuando sonríes, tus hijos se relajan, con los padres encuentras una mirada de complicidad, los sentimientos de culpa y rabia desaparecen, aumenta la empatía incluso hacia aquellos que están ahí para ayudarte.

10. ¡Desconecte!

Pensar que eres indispensable e insustituible revela algo que no siempre aceptamos considerar: la necesita control. Cuando se trata de personas en las que confía, la ansiedad disminuye, junto con la necesidad de estar constantemente presente.

¿Te fías o no? Busque una persona que pueda ayudarlo con la gestión familiar de la manera que le resulte más útil: antes de decidirse, tómese el tiempo para evaluar. Mire a los ojos a la persona que pasará tiempo con sus padres, preséntelos también. Escuche sus profundos instintos e no te dejes dominar por el miedo.

Frente a ti tienes a una persona exactamente como tú, con su trabajo, sus sueños y sus necesidades. Establezca las reglas de inmediato y una vez que haya hecho su elección, comience construir una relación basada en la sinceridad, apertura, diálogo. Y el confianza que marca la diferencia, en cada momento de la vida

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