Los juegos contrastantes y las combinaciones de tonos, a veces en oposición y a veces bien mezclados entre sí, representan el estilo de referencia para un efecto estético sofisticado en cualquier ambiente de cocina. Aquí está la tendencia más chic del momento: el claroscuro.
Un efecto artístico que se logra superponiendo y combinando "luces" y "sombras", el claroscuro es una elección de estilo que deja a un lado los tonos chocantes o pop y apunta a una estética esencial y elegante. Como dirían los norteamericanos, “el claroscuro es el nuevo negro”. Efectivamente, el "negro original" es el que nunca pasa de moda y está siempre a la altura en cada temporada.
En un mundo donde nos dominan la información, los “ruidos” y los colores, gracias al claroscuro podemos redescubrir la belleza de dos colores contrastantes, como la refinada disonancia entre el blanco brillante y un tono cálido y oscuro como el roble tratado térmicamente. El resultado es una combinación que acompaña a la perfección las formas de cualquier cocina moderna y crea un efecto que sugiere un deseo de sencillez, claridad y, por supuesto, buen gusto.
Así como el contraste de luces y sombras en un cuadro siempre cuenta historias diferentes, la combinación de dos colores no solo mejora la calidad de los diferentes materiales elegidos, sino que también tiene la importante tarea de hacer que las funciones de la cocina sean estéticamente distintas, por ejemplo, el área de preparación de alimentos del área de consumo.
Pero el claroscuro también puede ser una fusión creativa, pero equilibrada, de tres tonos y materiales diferentes. En este caso el contraste es mucho más matizado y las bases y los muebles altos (color hielo) se encuentran interactuando no solo con los armarios y penínsulas desmontables (en roble) sino también con la unidad de lavado (en un material efecto cemento). O (como en la foto 3), las distintas tonalidades de muebles bajos y armarios -el primero en vidrio lacado brillante Linum y el segundo en lacado mate color hielo- contrastan con los taburetes y una encimera en tonos oscuros.
El resultado, sea cual sea el juego de contrastes elegido, es una elegancia refinada y absoluta. Una elegancia que nunca se cansa.